TÉCNICAS DE TERAPIA FAMILIAR
Coparticipación.
Al inicio de la terapia, ambos actores – la familia y el terapeuta- persiguen las mismas metas, en donde este último debe tomar el liderazgo. El solo hecho de que la familia este participando es el reconocimiento de una problemática y el permitir la asistencia de un terapeuta, es síntoma de cambio, pero es frecuente, que familia y terapeuta visualizan las causas y la localización del problema que los atormenta de manera diferente.
La
familia culpa a uno de sus miembros de la causa del problema, por lo que
esperan que el terapeuta trate únicamente al generador del problema, para el terapeuta este individuo es sólo el síntoma;
De acuerdo a la posición teórica desde la cual parte el terapeuta, es que
pueden entenderse los diferentes métodos utilizados y los objetivos a las que
se proponen llegar.
Fishman
y Minuchin proponen analizar a la familia, haciéndolos copartícipes de este
proceso, en sesiones de psicoterapia
familiar, Interviniendo desde dentro del sistema.
El
terapeuta aporta su posición teórica, ya que posee conocimientos y tiene
experiencia con familias, sistemas y procesos de cambio. La familia deberá
acomodarse a este sistema y el terapeuta tendrá que adaptarse a los miembros de
aquélla.
En
la coparticipación, el terapeuta participa activa e intensamente con la familia, propiciando el
influjo que ésta ejerce sobre él, como
algo inevitable, se propone entonces para superar el problema de conservar el
poder terapéutico; recurrir a un segundo
terapeuta (coterapeuta), así el proceso
terapéutico se convierte en la relación recíproca de dos grupos, confiando en
el «nosotros», su coterapeuta y él mismo.
Cambio
En
la familia todos
sus miembros tienen la
misma importancia, pero es preciso que cambien sus conductas individualmente con
el fin
de modificar el todo.
La técnica de terapia familiar es el instrumento
para alcanzar los cambios, pero lo determinante y lo que fija la ruta para
lograrlo es la conceptualización que
hace el terapeuta
sobre la dinámica
de la familia
y su proceso de
cambio. La ayuda y validez de una
técnica de terapia no se
puede evaluar sin entender la meta
del terapeuta, la cual debe
apuntar a corregir
aspectos disfuncionales específicos
de la familia y esto en gran medida es su responsabilidad ; verificar
el desarrollo y
producir una mejoría.El objetivo final del terapeuta es
modificar o variar el concepto que
la familia tiene
del problema, alentando a
sus miembros a buscar respuestas
afectivas y de
conducta diferentes, a las que
estaban utilizando, para esto el terapeuta se ayuda de las técnicas de
la escenificación, el
enfoque y el
logro de intensidad.
Reencuadramieto.
Las
familias han creado unas creencias que
se ha formado a través de su historia
y que encuadran
su identidad, cuando acuden
a la terapia,
traen consigo estas creencias de vida que
le dan la definición a esta.
En
el inicio de la terapia familiar, entonces nos encontramos con dos encuadres
de la
realidad; El que trae la
familia y permite la
continuidad y el mantenimiento del status en condiciones más
o menos estables y el
encuadre terapéutico cuyo objetivo es hacer
que la familia
avance hacia un
manejo más diferenciado
y eficiente de
su realidad disfuncional.
La
tarea del terapeuta es convencer a los miembros de la familia, de que el mapa
de la realidad por ellos trazado se puede ampliar o modificar en beneficio de
ellos como integrantes de la familia. Para lograr ampliar o
modificar el encuadramiento, el terapeuta utiliza las técnicas
de escenificación, enfoque
y obtención de intensidad.
Escenificación.
En
la técnica de la escenificación, el terapeuta
pide a los miembros
de la familia que
interactúen en su
presencia, para así observar la
realidad familiar encuadrada por ellos.
En
la escenificación, el terapeuta
puede interrumpir el
proceso, ya sea para aumentar
su intensidad, prolongar
la duración de la interacción,
hacer participar a otros
miembros de la
familia, indicar modos
diferentes de interacción e
introducir elementos experimentales que indiquen
información sobre el problema.
No todas
las familias que asisten a la técnica
de escenificación, realizan una actuación igual a sus interacciones
habituales, en estos casos el
terapeuta se ve obligado a adoptar
su postura de liderazgo,
hace preguntas y alienta a
los miembros en
un intentos de
poner en movimiento
la escena, en ocasiones los miembros
de la familia
mantienen una actitud
reservada con el fin de preservar su
imagen pública, aquí debe
intervenir el terapeuta aumentando
la intensidad, seleccionando fragmentos
de la interacción con modalidades
inusuales. Puede encontrar parámetros no
sólo del problema ,
sino alternativas disponibles,
con lo cual reúne información
sobre la
posibilidad de que la familia pueda
funcionar de manera
diferente.
Con
las técnicas de la obtención de intensidad, el enfoque
y la escenificación, se observa en particular
la vivencia de
una realidad nueva,
terapéutica, donde se cuestionan
el síntoma y
la posición que
su portador ocupa
en la familia.
Enfoque
En
la escenificación el terapeuta toma nota,
datos, enfatiza en ciertos aspectos, cambia e introduce nuevos
elementos y propone modos diferentes
de interactuar y luego de seleccionar elementos, organiza los datos dentro de un
esquema que les confiere sentido. Para hacer esto selecciona un tema para
trabajar sobre el, al mismo tiempo que desecha
algunos elementos que aunque son importantes, no son por el momento útiles para
su propósito ya que necesita enfocarse en una parte del objetivo, por lo cual escogerá algunos elementos de la
interacción con la familia y organizará el material de manera que esté acorde
con su estrategia terapéutica. El terapeuta que elabora un tema investiga en
profundidad un campo limitado, tiene que saber que tan pronto como ha empezado
a elaborar un enfoque, queda programado e ignora información, por lo que debe
estar pendiente a los indicadores de alerta, el enfoque lo hace vulnerable a los
peligros de la absorción, la tarea del
terapeuta es ayudar al cambio de la familia, no hacer que ellos se sientan
cómodos.
Intensidad.
Cuando
el terapeuta interviene en la terapia de
familia para producir cambios, se encuentra con
el problema de
hacer llegar su mensaje
con efectividad y claridad, el mensaje
puede no
ser registrado o
puede perder penetración. El
terapeuta necesita hacer
que la familia
entienda su mensaje,
Puede suceder que la familia oiga
el mensaje , pero sin
asimilarlo como una
información nueva, ya que estos
pueden oír lo
que el terapeuta
les dice como si
fuera lo mismo o semejante
a lo que
siempre oyeron dentro
de la familia.
Por
esto la intensidad de
mensaje del terapeuta deberá
de variar según
sea lo que
cuestione, algunas veces, simples
comunicaciones tienen la
intensidad suficiente, mientras
que otras situaciones
requieren de crisis
muy intensas.
Algunos terapeutas consideran que
un mensaje se
recibió por el
solo hecho de haberlo
enviado, Pero un
mensaje terapéutico tiene
que ser asimilado
por la familia, de modo que los
aliente a experimentar
nuevas experiencias, el terapeuta
debe aprender a no
quedarse con la
verdad de una
interpretación, sino hasta lograr
la eficaz aplicación, lo cual puede
lograr si prestan atención a
la retroalimentación que recibe
de la familia,
como indicador de que el mensaje ejerció influencia terapéutica.
Fronteras.
La familia se
divide en subsistemas (holones) ordenados en posiciones jerárquicas; estas
pueden estar definidas, como entre padres e hijos, o en unidades funcionales,
por ejemplo, la división entre hermanos
obedientes y hermanos rebeldes. Los
individuos pertenecen a diferentes subsistemas, y en estas diferentes
posiciones aprenden diferentes destrezas de vida.
En los subsistemas
creados se establecen fronteras que separan y protegen sus especializadas
funciones de las propias de otros subsistemas, pero una frontera no es una
línea rígida de separación que el terapeuta traza en su diagrama de la estructura
familiar y las cualidades de la frontera dependen de las transacciones conductuales que regulan el curso del tiempo, el flujo del
tráfico de informaciones y de energía de un holón a otro.
Un subsistema parental puede estar compuesto por una madre y una
abuela, o una madre y un hijo parental, se generan perturbaciones cuando las
conductas de frontera de quienes participan en los subsistemas se vuelven rígidas
o débiles, y de ese modo estorban un intercambio adaptativo de informaciones
con los subsistemas circundantes.
Un subsistema parental puede estar compuesto por una madre y una
abuela, o una madre y un hijo parental, se generan perturbaciones cuando las
conductas de frontera de quienes participan en los subsistemas se vuelven rígidas
o débiles, y de ese modo estorban un intercambio adaptativo de informaciones
con los subsistemas circundantes.
Desequilibramiento.
En la técnica
de fronteras, el terapeuta propone el cambio del papel de los
miembros de la
familia en los diferentes subsistemas. En
el desequilibramiento, se persigue
cambiar el vínculo
jerárquico entre los miembros
de un subsistema.
Cuando el
terapeuta y la
familia coparticipan en un sistema terapéutico,
acuerdan un contrato
que define al
terapeuta como el especialista
del sistema y el
líder de la terapia, por lo tanto en el
sistema terapéutico varia la estructura
de poder de
la familia, dando al terapeuta
el poder necesario
ejercer su trabajo, este
desplazamiento de poder no será
cuestionado por la familia
mientras el terapeuta
respete la distribución de poder al interior de la familia, el problema
surge cuando la familia espera que el
terapeuta sea equitativo, esperan que
apoye el punto de
vista de todos
en un acto
de equilibrio en su posición objetiva,
en lugar
de esto el terapeuta
entra en coparticipación y
apoya a un
individuo deliberadamente o
a un subsistema
a expensas de los demás.
Se alía con
un miembro de
la familia de menor jerarquía,
y le da poder en
lugar de quitárselo, coparticipa con
uno de los miembros
en una coalición
que ataca a
otro.
En
esta situación, ocurre un desequilibramiento
que puede producir cambios
significativos cuando los
miembros individuales de
la familia son
capaces de experimentar roles
y funciones en
contextos interpersonales. Estos
cambios pueden llegar
a engendrar realidades
nuevas para los miembros
de la familia.
Puesto que la
realidad de éstos
es cuestión de
perspectiva , todo cambio
en la posición jerárquica en la
familia produce un
cambio en la
perspectiva de sus miembros
en relación con
lo que se
considera permitido en las
interacciones entre ellos.
Esto permite que
se descubran y
posibiliten alternativas en todos
los subsistemas.
Complementariedad
El
terapeuta debe hacer ver y experimentar a los miembros de la familia que
pertenecen a una entidad (subsistema) y no dejarlos permanecer en lo
individual.
El terapeuta tiene que
cuestionar las creencias de
los miembros de la familia en
tres aspectos. En
primer lugar; la creencia
de la familia
de que existe
un paciente miembro de la familia
responsable de la problemática que los atormenta , en segundo
lugar, la idea de que
un miembro de la familia controla
al sistema, cuando
en verdad cada uno
de los miembros sirve de
contexto a los
demás. Y en tercer lugar,
cuestionará el modo
en que la familia
recorta los sucesos;
para ello introducirá
un marco temporal
más amplio que
enseñe a los
miembros de la
familia a considerar su
conducta como parte
de un todo
más vasto.
Paradojas.
Se
utiliza la paradoja como la Intervención que se hace como consecuencia de lo
opuesto, de lo que se pretende.
El empleo
de las paradoja como terapia se basa
en tres conceptos admitimos como
supuestos: 1.- la familia
es un sistema
autorregulador. 2.- el síntoma
es un mecanismo
de autorregulación y, 3.- El
concepto de resistencia
sistémica al cambio,
que es consecuencia
de los dos anteriores. Como
el síntoma se
utiliza para regular
una parte disfuncional
del sistema, si
el síntoma es
eliminado, esa parte
del sistema quedará
sin regulación.
Se
utiliza la paradoja, como
instrumento clínico para enfrentar
la resistencia y evitar
una lucha por
el poder entre
la familia y el
terapeuta.
Con este
método el terapeuta
define el problema terapéutico en donde no se
trata sólo de
eliminar el síntoma,
sino saber qué
ocurrirá cuando se lo elimine;
el tema terapéutico
es definir quién lo
tiene, cuál fue
su causa y quién
será afectado por su
falta, cómo lo
será y qué
conviene hacer. por medio
de esta redefinición
sistémica se genera
una crisis de percepción. A
consecuencia de ésta,
la familia encuentra
cada vez más difícil regularse
por medio de un síntoma
y empieza a
hacerlo de manera diferente.
Uno de
los rasgos particulares para el empleo de la paradoja se
basa en la evaluación
que se hace del grado de
resistencia al cambio, se pone a prueba
esta resistencia por vía
de ensayos; si
se descubre sensibilidad
a las intervenciones directas,
no habrá necesidad
de recurrir a las paradojas.
Además en ciertas
situaciones de crisis
provocadas por la violencia,
un agravio repentino,
el intento de
suicidio, la pérdida
de empleo o
un embarazo no deseado,
sería inconveniente el
empleo de paradojas
puesto que el
terapeuta debe intervenir
con rapidez para
proveer estructura y
control. Se reserva la utilización de la paradoja para las
pautas interactivas de larga
data, repetitivas, que no responden
a intervenciones directas
como serían las
explicaciones lógicas o
las sugerencias racionales.
TERAPIA NARRATIVA
La terapia Narrativa se interesa en la forma en que
las personas narramos historias sobre nuestras vidas, proponiendo que la
identidad y el conocimiento se construyan a través de la interacción con los
otros. Proponiendo que el lenguaje más
que representar la realidad, la construye y al mismo tiempo edifica la
subjetividad, es decir que las palabras que mencionamos no reflejan lo que
pensamos o sentimos sino que le dan forma a nuestras ideas y al significado a
través de las interpretaciones individuales y sociales que se hacen de
esta.
La terapia Narrativa se concibe como una relación de
colaboración entre clientes o coautores y terapeutas. Esta moldea
y da significado a las experiencias, sin embargo en el desarrollo de la
narración, existen relatos que quedan por fuera del problema por el predominio
de este. El terapeuta busca enriquecer
las historias mediante la introducción de detalles para que los coautores
puedan percatasen y pueda vivenciarlos
como producto de circunstancias y no de su personalidad.
Es a través de la terapia donde el terapeuta
descubre las vivencias que han quedado escondidas y la modificación de las
narraciones dominantes; las cuales se caracterizan por las reglas que impone la
sociedad con el objetivo de transformar la realidad.
El rol del terapeuta es el de ser compañero del
coautor. Para aplicar las técnicas terapeutas es necesario que se preste una
atención respetuosa y comprometida en un lugar seguro y privado. A este le llegaran narraciones llenas de
frustraciones, desesperación y
dolor; las cuales son llamadas Descripciones “saturadas del
problema”. Al evidenciar las
influencias que estos tienen en la vida de las personas y sus relaciones, Se invita al coautor a Bautizar el problema, es decir ponerle un nombre, para que la persona
pueda controlarlo.
El paciente o coautor combate una sensación de
fracaso que aparece ante la persistencia del problema, para ello se hace
necesario externalizarlo y así distanciar
a la persona de su problema, para concebirlo como producto de las
circunstancias y disminuir los conflictos personales incluyendo las disputas de
quien es el responsable. La cultura y
los factores sociales afectan la vida de las personas por ende se toma en
cuenta los aspectos políticos y sociales
que se desenvuelven en el contexto, el cual esta mediado por el lenguaje y
las actitudes colectivas (cultura).
Por medio de las preguntas que establece el
terapeuta fortalece el desarrollo de la narración a través de la deconstrucción de desenlaces inesperados,
centrándose en los sentimientos, pensamientos y actitudes del paciente para
manifestar como se interpretar estos desenlaces y así cambiar su futuro.
El terapeuta invita al coautor a narrar y renarrar para construir y
enriquecer su relato. También da la opción de identificar un público conformado
por personas significativas en la vida del paciente para compartir sus
narrativas o recuerdos y al mismo tiempo
apoyarse de historias de personas que han perdido un ser querido, con la
finalidad de que se vuelven a unir a su “club de vida” y se excluyendo al mismo
tiempo a quienes se consideran nocivos para el paciente. A este proceso se le
llama Re membrar.
Cuando el coterapeuta siente que su relato es suficientemente
amplio para que se puedan señalar cambios y dar respuestas a estas demandas
abarcando su futuro se da la terminación
de la terapia, la cual consta de una ceremonia en la que pueden asistir
personas significativas para compartir su experiencia.
Diana Patiño
Lorena Lozano
Karol Peña
Andrea Alvarez
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